En el verano de 2019, cuatro hombres, familiares del presidente de la Cámara de Representantes, Carlos “Johnny” Méndez, salieron a navegar desde Fajardo y nunca regresaron. Su desaparición ha estado rodeada de enigmas y rumores. ¿Qué se sabe desde entonces? ¿Cuánto de lo que se ha dicho es cierto? Advertimos que este episodio los va a dejar haciéndose muchas preguntas.

Anfitrionas

Valeria Collazo Cañizares
Adriana De Jesús Salamán

Edición

Víctor Ramos

Música original

Rigoazulado

Música adicional

Terminal by Kevin MacLeod
Link: https://incompetech.filmmusic.io/song/4478-terminal
License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Dreams Become Real by Kevin MacLeod
Link: https://incompetech.filmmusic.io/song/3678-dreams-become-real
License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Odyssey by Kevin MacLeod
Link: https://incompetech.filmmusic.io/song/4995-odyssey
License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Sunset at Glengorm by Kevin MacLeod
Link: https://incompetech.filmmusic.io/song/4437-sunset-at-glengorm
License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

On the Cool Side by Kevin MacLeod
Link: https://incompetech.filmmusic.io/song/4164-on-the-cool-side
License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Transcripción

Todos los días, el mismo ritual. Doña Acenet llega al colmadito de Villa Marina y se sienta en la mesa de la esquina, frente al cristal. Desde ahí, puede ver mejor. A veces, llegan personas de su iglesia y oran con ella. También llegan parientes para acompañarla en su dolor. El resto del tiempo está en silencio. No ha perdido la costumbre de llamar a su hijo o enviarle mensajes de texto. Sueña con volver a verlo caminando por el muelle, como siempre. De aquí salió y aquí lo espera.

Ya pasó más de un año desde que Víctor fue a navegar, pero nunca regresó.

INTRO

Víctor Goytía, de 58 años de edad, no estaba solo. Junto a él, estaban Héctor Lino Méndez, de 60, Héctor Méndez, de 30, y Javier Méndez, de 50. Todos unidos por lazos de familia. Ese 8 de agosto de 2019, cuando salieron de Villa Marina en Fajardo, no había mal tiempo.

Lilly Patterson Méndez: “En los retratos que Javier me mandó, el día estaba precioso. Y de hecho, oscureció tarde. (…) Un día precioso de verano”.

Los cuatro hombres subieron a bordo de Wepa, una lancha Proline de 22 pies de eslora.

Acennette Goytía: “Salieron y no sé si cerca de Palomino o algo, se les queda la primera vez y los mismos muchachos que ya iban entrando, los remolcan hasta el área de la tiendita. Ahí ellos parquean la lancha y otro muchacho, junto con mi hermano, se ponen a tratar de bregar con el motor y volverlo a prender”.

La embarcación estaba dando problemas. Acennette, quien se llama igual que su mamá, cuenta que su hermano, Víctor Goytía, fue un aficionado de la navegación toda su vida, y solía hacer reparaciones él mismo cuando algo fallaba. También era quien manejaba la lancha ese día.

Acennette Goytía: “Entonces, logran prender el motor y vuelven y salen”.

A pesar de la bandera roja que había levantado la primera salida fallida, los cuatro hombres decidieron seguir adelante con su plan. A la mañana siguiente, sus familiares empezaron a llamarse unos a otros. Y confirmaron lo que temían: ninguno de los cuatro había llegado a su casa.

Lilly Patterson Méndez: “Imagínate, se me fue el mundo. (…) Pensé van a aparecer, todavía es temprano”.

Dos hermanos, un sobrino y un cuñado de Lilly Patterson Méndez estaban desaparecidos. La última señal de ellos fue una llamada de auxilio en la tarde del día anterior a la compañía Sea Tow.

Lilly Patterson Méndez: “Ellos estaban pidiendo rescate y cuando fueron a buscarlos, no los encontraron en el área donde les habían indicado”.

Nunca se supo por qué la compañía no alertó a las autoridades, tras no encontrarlos en las coordenadas que habían provisto. El caso rápidamente comenzó a acaparar la atención pública. No solo por el misterio que rodeaba la desaparición, sino también porque los náufragos eran parientes del presidente de la Cámara de Representantes, Carlos “Johnny” Méndez, y la Primera Dama de Fajardo, Diana Méndez.

A veinte horas de la desaparición, la Guardia Costera inició el operativo de búsqueda. Durante cinco días, hicieron 46 misiones por aire y mar. Cubrieron más de 22,000 millas náuticas cuadradas. No había rastro de los cuatro hombres. Reunieron a la familia y les informaron que suspenderían la búsqueda. Los dieron por muertos.

Acennette Goytía: “¿Cómo que “‘they’re gone’? ¿Tú me has traído a mí un cuerpo? ¿Tú tienes evidencia para decir y certificar que ‘they’re gone’”?

Es cierto, no había cuerpos. La familia no se daba por vencida.

Acennette Goytía: “Yo empecé a agitar las masas en Facebook para que pusieran a Nino porque era increíble porque pasaba la semana y todavía no ponían a la persona que es experta en búsqueda”.

El Negociado de Manejo de Emergencias se hizo cargo del operativo. A Nino Correa, reconocido como el mejor en este tipo de misiones, le permitieron guiar los esfuerzos, aunque un poco tarde y por presión.

Archivo Nino Correa: “Esperamos encontrarlos porque el esfuerzo es que los encontremos con vida y que demos con ellos”.

Nino Correa lideró intensas jornadas de búsqueda, con una sensibilidad que la familia Méndez recuerda con afecto.

Las autoridades sobrevolaron ocho veces el tamaño de Puerto Rico. Fue un pescador quien encontró la única pista de los náufragos, a 23 millas al norte de Loíza: una chancleta.

Lilly Patterson Méndez: “Mi hermano menor tenía unas chancletas como esas y tengo entendido que las tenía con él, pero nunca se pudo probar que era de él o que no era de él”.

Solo eso. Una chancleta, y nada más.

Acennette Goytía: “Ni gasolina en el agua, ni aceite, nada de lo que ellos llevaban, que llevaban neveritas de corcho blancas, llevaban unas papitas Lay’s”.

Hasta el excomisionado de Manejo de Emergencias, Carlos Acevedo, quedó desconcertado por los hechos.

Carlos Acevedo: “Lo más raro era que no teníamos ningún indicio de que esa embarcación se hubiera hundido. Pudimos hacer gestiones con la compañía de telefonía, pero había tres teléfonos celulares dentro de esa embarcación y esos teléfonos se fueron apagando con relación a cuatro o cinco minutos. A eso de las 6:24 se apagó el primero, a las y 30 el segundo, a las y 34 el tercero. No hicieron llamadas, no entraron en Facebook”.

La búsqueda terminó, sin ninguna respuesta. ¿Qué había pasado con estos cuatro hombres?

Una de las primera preguntas que todos nos hacíamos era: ¿para qué habían salido ese día? ¿Iban a pescar? ¿Era un simple paseo? Acennette cree la versión que le había dado su hermano.

Acennette Goytía: “A probar una lancha que había comprado uno de ellos, Junior, el cuñado de él. Para ponerla al día y comprar las cosas que hacían falta”.

Entonces, ¿por qué insistieron? ¿Por qué salir tarde y con problemas mecánicos a probar suerte? En las redes sociales, empezaron a surgir rumores. ¿Y si estaban en una transacción de drogas? A Cici Méndez, hija, hermana y sobrina de los desaparecidos, no le convence.

Lydia “Cici” Méndez: “Si vamos por ese lado, tú no vas a ir con una lancha que no está capacitada para aguantar eso. Ellos fueron a probar la lancha. (…) No estoy diciendo que son santos, pero no había necesidad para arriesgarlo”.

Otro rumor empezó a tomar fuerza. Se decía que los cuatro estaban presos en la isla de Tórtola. Acennette llamó a la cárcel. Contestó la retén.

Acennette Goytía: “Y me pone a uno de los presos que habla con acento dominicano. Y me dice ‘mira, qué tu quieres, que ella me puso para traducir’. Y yo le digo ‘estoy buscando a Víctor Manuel Goytía, puertorriqueño, a ver si está’. Y entonces, él me dice ‘sí, sí’. Y tú sabes que mi corazón se quería salir.

Estos segundos, se sintieron como horas.

Acennette Goytía: “De momento, cuando me pone a otra persona, yo no reconozco la voz como si fuera de mi hermano. Yo le digo ‘¿Tito? ¿Es Víctor Goytía, de Puerto Rico?’. Y entonces él ‘no’, me gritó así y le dice al otro ‘ese no soy yo’. (…) Pregunté por los demás. Javier, Junior, Pepe. Y tampoco”.
No estaban ahí. Este no era el primer esfuerzo que se hacía para buscar a los náufragos fuera de Puerto Rico. El excomisionado de Manejo de Emergencias así lo confirma.

Carlos Acevedo: “Hablamos con el comandante de las Fuerzas Armadas de la República Dominicana, incluso nos enviaron fotos de embarcaciones que estaban deteniendo a ver si eran ellos, pero arrestados puertorriqueños no tenían ninguno con la descripción de los cuatro puertorriqueños. (…) Hablamos con ambos ambos cuerpos policiales, con los jefes de la Policía de ambas partes de St. Maarten, no tenían descripciones de estas personas. Llamamos también a St. John, Islas Vírgenes, Islas Vírgenes Británicas”.

Nosotras llamamos directamente a algunas prisiones, pero no tuvimos suerte. En la base de datos del Negociado de Prisiones de los Estados Unidos tampoco aparecen sus nombres.

Tommy Dardet, un portavoz del gobierno de las Islas Vírgenes Británicas en Puerto Rico, descartó categóricamente que los cuatro desaparecidos estén en el territorio.

Tommy Dardet: “Si ellos estuviesen detenidos en las islas, esto hubiese explotado en los medios y en las noticias de allá hace mucho rato porque eso se convierte en datos públicos y cualquiera tendría acceso a esa información”.

A más de un año de la desaparición, y a pesar de grandes conflictos familiares, las tres mujeres con las que hablamos están de acuerdo en algo.

Lydia “Cici” Méndez: “Sí, yo todavía pienso que están en otro lado y están vivos. Porque, como vuelvo y repito, a dónde está la lancha, a dónde están cuatro cuerpos, las dos neveras”.

Creen que los náufragos están vivos en algún lugar. Y sí, aunque las llamadas han indicado lo contrario, la cárcel es una opción.

Acennette Goytía: “Si no hay malas noticias, pues hay oportunidad de que hayan buenas noticias, incluyendo que a lo mejor puedan estar presos. (…) Y esa incógnita me mata, me arrastra, a mi mamá la tiene mal. Porque no tenemos el dinero, ni la capacidad para ir de isla en isla a buscar. Además de que si llegamos a una cárcel no nos van a decir”.

Pero si están en una cárcel o en otro lado, ¿por qué no se comunicarían? Cici dice que ha escuchado de casos así. Lamenta que, cuando la noticia desapareció de las primeras planas, nadie los guió sobre cómo buscarlos fuera de la Isla.

Lydia “Cici” Méndez: “Como que fuimos importante por un momento y después como que todos cortaron comunicación. (…) Ahora mismo hay un montón de gente que se está desapareciendo, no tiene que ser ni en agua. ¿Tú me estás diciendo que no hay un plan b para buscar gente pensando más afuera de la cajita? Cuando hay gente que se está desapareciendo por todos lados. ¿Es como que buscamos por encimita y ya?”

No encontraron cadáveres, no encontraron la lancha, no había mancha de aceite. No había nada que indicara que se habían hundido. Tampoco ha habido comunicación, ni información sobre ellos en prisiones o en islas vecinas.

Acennette Goytía: “Esto tiene que tener una contestación. Son cuatro personas adultas, no se pueden haber desaparecido así. (…) Existe la palabra incertidumbre, pero yo no sabía que dolía tanto”.

###

Comments are closed.